Paulo Batista Gomes

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terça-feira, 8 de maio de 2012

DOMINACIÓN IMPERIAL: AMÉRICA LATINA EL CARIBE, OBJETIVO PRIORITARIO DE DOMINACIÓN IMPERIAL

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Violeta Colina 7 de Maio de 2012 22:47
• DOMINACIÓN IMPERIAL
AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: OBJETIVO PRIORITARIO DE DOMINACIÓN IMPERIAL

Después de la II Guerra Mundial, Estados Unidos decidió la neocolonización de América Latina y el Caribe. En calidad de potencia nuclear consolidó el imperio, atropelló el derecho internacional e intervino, con marcado cinismo, en la economía, la política y las fuerzas armadas y policiales de la subregión. No hubo sector que escapara de su injerencia y con la CIA organizó golpes de Estado, impuso dictaduras y gobiernos títeres que sirvieran a sus geoestratégicas ya en el marco de la Guerra Fría o ya en la lucha contra las guerrillas, el narcotráfico, los movimientos sociales y sindicales, indígenas, estudiantiles o partidos políticos progresista y democráticos. El objetivo final y prioritario fue y es la dominación imperial de América Latina y el Caribe.
En los primeros años del siglo XXI, Estados Unidos pretende la militarización total del subcontinente sobre diversas formas neocoloniales que incluye el adiestramientos, ejercicios militares y operaciones especiales en toda América Latina, la venta o donación de armas y equipos militares, generalmente obsoletos o de medio uso, la instalación de sistemas de radares, vigilancia y espionaje por medio de la CIA, DEA, y otras agencias de la comunidad de inteligencia o la directa instalación de bases militares con la suscripción de convenios especiales que garantizan la inmunidad para el personal militar y civil. Estas bases militares están bajo responsabilidad de un Comando especial de las Fuerzas Armadas estadounidenses, encargado de controlar las acciones militares en todo el continente.
La neocolonización imperial está diseñada para ejercer un control total de la región, apoderarse de los recursos naturales, defender los intereses de las grandes empresas transnacionales, imponer su sistema político y económico. Algunos analistas han comenzado a prever que la ocupación de América Latina y el Caribe, le permitirá a Estados Unidos adueñarse del agua, de la biodiversidad y del oxigeno para enfrentar los problemas que se derivarán del cambio climático.

A Estados Unidos no le importa la situación de los derechos humanos, de las libertades y democracias de las naciones ubicadas al sur del Río Grande del Norte. Al poderoso Imperio sólo le preocupa buscar todos los recursos que le faciliten la salida de la crisis y su supervivencia como potencia unipolar.
En América Latina, Estados Unidos intensifica la instalación de bases militares y para ello tuvo la base de Manta en Ecuador, tiene las bases Tres Esquinas y Leticia en Colombia, Iquitos en Perú, Reina Beatriz en Aruba, Hato en Curazao y Comalapa en El Salvador. Estas bases complementan el cerco de Estados Unidos en el continente, que también incluía bases militares en Puerto Rico como fue la de Vieques. En Cuba, de manera ilegal y arbitraria mantiene Guantánamo y en Honduras las instalaciones de la base Soto de Cano. Estados Unidos pretende construir nuevas bases militares en Argentina en la Tierra de Fuego para controlar el Estrecho de Magallanes y la Antártida y ansía, también, controlar la base de Alcántara en Brasil.
Estados Unidos es un imperio dotado de superpoderes al que le tiene sin cuidado el derecho internacional, los tratados y convenios internacionales, los acuerdos y resoluciones de la Organización de Naciones Unidas. Se debe recordar que el gobierno de Bush rechazó la Convención de Armas Biológicas y, al mismo tiempo, realizó pruebas ilegales con estas armas, además de rechazar el acceso de inspectores a sus laboratorios. Estados Unidos rechazó también el Tratado sobre Misiles Antibalísticos, la Convención de la ONU sobre la Tortura (para evitar la investigación de torturas a prisioneros en la Base de Guantánamo), y pretende violar el Tratado contra las Pruebas Nucleares. Para jamás responder por sus crímenes de lesa humanidad, genocidios, torturas, masacres, Estados Unidos nunca suscribió el Estatuto de Roma que creó la Corte Penal Internacional.
Las consecuencias de la instalación de bases militares son terribles. Para nadie es un secreto que esas bases militares yanquis y la militarización del continente generan significativos incrementos del narcotráfico y drogadicción, delincuencia y prostitución, el aumento de las violaciones a los derechos humanos y de la represión a los movimientos sociales, el desplazamiento y la migración forzada de millones de personas, la destrucción del medio ambiente, la pérdida de la soberanía y de la autodeterminación de los pueblos.
Para ejecutar la dominación militar, Estados Unidos ha instalado alrededor del planeta cerca de mil bases militares con un presupuesto anual de guerra superior a los 770 mil millones de dólares, significativa cantidad que gasta en medio de la crisis global del capitalismo. Aún no se sabe cuanto más se incrementará en ese presupuesto belicista con el relanzamiento de la IV Flota aeronaval para ejercer mayor presión y control sobre América Latina y con la puesta en marcha del comando Africom para África del sub Sahara.
El Boletín de Científicos Atómicos de Estados Unidos, publicó un artículo del antropólogo Hugh Gusterson, de la Universidad George Mason que decía: De acuerdo a una lista del Pentágono, hay cerca de 865 bases militares de Estados Unidos en el mundo, pero agregando las de Irak y Afganistán, la lista sobrepasa más de 1.000 bases. Esto constituye el 95% de las bases militares extranjeras en todo el mundo. […] La antigua manera de colonialismo, practicado por los europeos, era invadir un país entero y administrarlo. Pero eso era torpe. Estados Unidos es pionero de una versión más liviana del imperio global. Como el historiador Chalmers Johnson dice “La versión estadounidense de la colonia es la base militar […] Estados Unidos tiene un imperio de bases militares.”.
Luego Gusterson agregaba: Las bases extranjeras de EEUU tienen un doble filo: ellas proyectan un poder estadounidense a través del planeta, pero también inflaman las relaciones exteriores de Estados Unidos, generando un resentimiento contra los efectos de prostitución, contaminación del medio ambiente, crímenes leves, y un etnocentrismo que surge como efecto corolario. Ese resentimiento ha forzado a cerrar bases de Estados Unidos en Ecuador, Puerto Rico y Kyrgyzstan, y, si el pasado es prólogo, más movimientos contra las bases de Estados Unidos se pueden esperar en el futuro.
Sólo para mantener en operación, el gasto que demandan las bases es superior a los $102 mil millones de dólares al año. Solamente en Alemania, Estados Unidos tiene 227 bases militares.
Los planes de dominación imperial descansan sobre la militarización de América Latina y el férreo control político y económico para destruir los movimientos sociales y revolucionarios de América Latina y el Caribe como el Movimiento Zapatista en México, Los sin Tierra en Brasil o las guerrillas de las FARC-EP y ELN en Colombia y para presionar y desestabilizar a los gobiernos considerados “indeseables” o peligrosos como son los de Daniel Ortega en Nicaragua, y con mucha dedicación a los gobiernos de Hugo Chávez en Venezuela, de Rafael Correa en el Ecuador, de Evo Morales en Bolivia, sin olvidar un instante la guerra sucia y secreta que mantiene desde hace más de 50 años contra el gobierno y la Revolución de Cuba.
Parara garantizar el control de pueblos y naciones de América Latina, la militarización es esencial dentro del sistema de opresión imperial, sin que haya descuidado la dominación económica para lo cual ideó los tratados de libre comercio, el ALCA y la imposición de la política económica para los países por intermedio del FMI y BM. Conjuntamente con los tratados de libre comercio firmados con México, Colombia Perú y Chile, Estados Unidos impuso la Iniciativa Regional Andina, el Plan Puebla- Panamá, el Plan Colombia y el Plan Patriota. Estas son las herramientas con las que el imperialismo estadounidense se propone la colonización definitiva del continente.
Estados Unidos ha utilizado todas las estrategias y tácticas militares, económicas y políticas para imponerse en América Latina y el Caribe. Es una tradición histórica yanqui el intervencionismo militar, la injerencia política en los asuntos internos de pueblos, naciones y Estados y la subyugación económica. Ha instalado e instala dictaduras militares neofascistas crueles y sanguinarias para satisfacer los intereses geopolíticos de las clases dominantes criollas y de sus amos. “El imperialismo estadounidense ha generado todo un andamiaje de intervención militar en América Latina, que a lo largo de la última década ha tomado diferentes formas”. Por un lado se destacan las más de 20 bases militares instaladas y por situar en la región, como así también los ejercicios conjuntos con fuerzas armadas de los distintos países del continente, muchos de los cuales tienen características estrictamente militares, pero otros aparecen disfrazados de misiones humanitarias, de ayuda social o de investigación médica y ecológica”..

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